Hoy en día se habla mucho sobre la microbiota y esto tiene que ver con todas las funciones maravillosas que estos microorganismos poseen sobre nuestro organismo. Por lo tanto, llegó el momento de entender que para poder evitar/tratar cualquier tipo de enfermedad ya sea física como psicológica es necesario que cuidemos de nuestra microbiota.
Comunidades en nuestro cuerpo
Esta gigantesca comunidad de microorganismos vivos que se alojan en nuestro intestino, se encargan desde nuestro nacimiento en colaborar con el desarrollo del sistema inmune, de la absorción de nutrientes, de la producción de vitaminas, de la síntesis del 90% de los neurotransmisores cerebrales (como la dopamina y serotonina), de la función de barrera impidiendo el paso de microorganismos patógenos por la pared intestinal.
La alimentación es el pilar esencial para el mantenimiento del equilibrio de la microbiota intestinal y por lo tanto de nuestra salud.
Refuerzo en nuestra alimentación cotidiana
Entonces si logramos llevar una alimentación sana en base de alimentos reales, mínimamente procesados y que refuerzan nuestra microbiota estaremos promoviendo nuestra salud y además contribuyendo hacia un envejecimiento saludable. A medida que vamos envejeciendo la diversidad de nuestra microbiota va disminuyendo. Es por eso que cobra vital importancia poner atención a medidas que contribuyan a tener una flora endógena diversa y saludable.
La relación entre estos organismos y la salud mental es un campo de estudio fascinante en la ciencia actual. Se ha descubierto que el microbioma intestinal desempeña un papel crucial en la comunicación entre el intestino y el cerebro, conocida como el eje intestino-cerebro.
La microbiota ayuda a regular la respuesta inmunológica, por ejemplo, ayuda a establecer la tolerancia alimentaria lo que se traduce en menores alergias.
Es importante conocer y consumir prebióticos que corresponden a alimentos que sirven de alimento a microorganismos favorables, promoviendo su desarrollo favorables como alcachofas, puerros, cebolla, espárragos.
Por último, si bien la alimentación es clave para tener una microbiota saludable, llevar un estilo de vida saludable y realizar actividad física también son claves en el control del envejecimiento.